Se llama hemorragia del aparato digestivo superior a la pérdida de sangre intraluminal (dentro de la luz intestinal) que se origina en el esófago (trayecto de la boca al estómago), del estómago (luz gástrica), en el duodeno (inicio del intestino delgado) y hasta la 4ª porción del mismo. Se puede manifestar por hematemesis (vómito de sangre fresca), melanemesis (vómito de sangre digerida similar a los asientos de café en una taza) o melena (evacuación de sangre digerida color negro similar a la moronga) y constituye del 75% al 85% de los casos de hemorragia aguda del aparato digestivo superior. Las principales causas de hemorragia del aparato digestivo superior son la ulcera péptica (40%), las erosiones gástricas o gastritis erosiva (15-25%), la ruptura de varices esofágicas o gástricas (dilataciones venosas anormales) (5-30%), el desgarro del esófago o síndrome de Mallory-Weiss (5-15%).
El consumo de ácido acetil salicílico o aspirina, así como los llamados anti-inflamatorios no esteroideos (ketorolaco) están asociados en el 45 al 60% de los casos de hemorragia del aparato digestivo superior.
La hemorragia puede ser oculta (no darse cuenta el paciente), ser intermitente (cesar espontáneamente y reactivarse también espontáneamente), dando lugar a una anemia (disminución en los niveles de hemoglobina) y dar positivo el examen de sangre oculta en heces o presentarse en forma aguda y masiva que puede ser muy grave. La hemorragia puede ser de sangre proveniente de las arterias o de las venas.
La evaluación y tratamiento del paciente con hemorragia del aparato digestivo superior consta de 8 fases:
1. Es importante la reanimación y estabilización del paciente (urgencias)
2. Evaluación del inicio, progresión y gravedad del cuadro hemorrágico.
3. Localización del sitio de la hemorragia.
4. Determinación de la o las causas más probables.
5. Preparación para estudio endoscópico (pan-endoscopia) de urgencia.
6. Control de la hemorragia activa o tratamiento de las lesiones con alto riesgo de re-sangrar por medio de una terapia endoscópica.
7. Reducir las complicaciones relacionadas con el tratamiento.
8. Manejo de la recidiva (re-sangrado).
La reanimación y estabilización son básicas para el manejo, mantener vena permeable, las vías aéreas permeables (intubación endotraqueal, paso de un catéter de la nariz al bronquio para evitar reflujo de sangre al pulmón (sobre todo si se va efectuar endoscopia), es muy importante la reposición de sangre con transfusión y de no ser posible con sueros por vía endovenosa (vena), es importante que los pacientes que están recibiendo anticoagulantes se les suspendan de inmediato y utilizar plasmo fresco y concentrados de plaquetas lo más pronto posible. Es necesario definir si la pérdida de sangre fue aguda (reciente o persiste) o crónica. La pérdida aguda de sangre provoca en el paciente debilidad, cansancio, palidez generalizada, sudoración profusa, pulso rápido, baja de las cifras de la presión arterial, angina de pecho (en cardiópatas), etc. La aplicación de una sonda naso gástrica (de la nariz al estómago), nos define si en ese momento existe hemorragia activa y permite lavar y evacuar el contenido del estómago, así como el color de la sangre extraída nos señala si esta activa o no la hemorragia, así como la cantidad de sangre y además permite extraer los coágulos que impiden una visión de la mucosa adecuada durante el estudio endoscópico. Es importante la historia clínica del paciente ya que aporta datos valiosos. Los estudios de laboratorio deben de incluir biometría hemática que mide el grado de anemia, los tiempos de coagulación, pruebas de función del hígado, pero sobretodo las pruebas para cruzar la sangre que se le va aplicar al paciente. Es importante realizar la endoscopia (gastro video endoscopia) una vez que el paciente este estabilizado, pero lo más precoz posible para tener mayor certeza de lograr determinar el sitio y la causa del sangrado. Es importante durante el estudio endoscópico estadificar o clasificar las lesiones encontradas según el riesgo de sangrado, para efectuar tratamiento endoscópico solo a las lesiones que los requieren a través de la termo coagulación (coagulación con asa caliente, eléctrica, rayos láser o argón plasma), inyección de agentes vaso activos (provocan coagulación) e inclusive la aplicación de un clip sobre el vaso sangrante, aplicación de ligas en los vasos afectados o la combinación de estas técnicas.
En ocasiones no es posible cohibir el sangrado con la terapia endoscópica y debe de valorarse el tratamiento quirúrgico de urgencia. Es necesario la utilización de medicamentos por vía endovenosa como son los que inhiben la secreción de acido por el estómago y otros.
La mortalidad en pacientes con hemorragia del apto digestivo es alta aun con el tratamiento adecuado, por lo que la prevención es importante, así como acudir en forma oportuna al médico. Recuerde más vale prevenir que lamentar. Siempre debe de confiar en su médico y llevar a cabo las indicaciones prescritas por él.
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