Cuando una arteria (vaso por el que pasa sangre oxigenada) de una extremidad habitualmente una pierna se tapa o se ocluye la evolución natural y gradual es la perdida de la extremidad (amputación), a menos que se tomen las medidas adecuadas para mejorar el flujo de sangre (oxigena) arterial. Conforme avanza la edad, sobre todo en los varones se convierte en un problema frecuente. Los factores que ocasionan un riesgo elevado de esta enfermedad (oclusión arterial aguda), son tabaquismo, la diabetes mellitus (niveles elevados de azucar en la sangre), dislipidemia (niveles elevados de grasa en la sangre como colesterol y triglicéridos) y la hipertensión arterial sistémica (presión alta). Cuando se ocluye por un trombo la arteria este se extiende mas allá del sitio de la oclusión y puede ocasionar un daño más extenso, se hincha la pierna, porque la sangre es viscosa y es más difícil que circule rápidamente, además se producen substancias toxicas que afectan inclusive al corazón. El musculo y los nervios de la pierna se afectan aproximadamente 4 horas después de que ocurre la oclusión y producen daño irreversible, por lo que debe de atenderse rápidamente este proceso.
El origen más frecuente de la oclusión de una arteria en la pierna son problemas del corazón y el sitio más frecuente de oclusión es en la región íleo femoral (en donde la pierna se une al tronco) y básicamente es un trombo (“coagulo”) que se desprende del corazón y tapa la arteria.
Sucede frecuentemente en los pacientes que tienen arritmias cardiacas (alteraciones de la frecuencia de latido del corazón), en los que tienen problemas en las válvulas del corazón ya sea de nacimiento o en aquellos que les ponen válvulas artificiales, así como en los que tienen alteraciones en la pared de la arteria más importante (aneurisma aórtico), etc.
La trombosis es la segunda causa más frecuente de la oclusión arterial aguda y a diferencia de la embolia es que se tapan o se ocluye la arteria por problemas locales o el sitio afectado y esto permite que se formen vasos colaterales ya que no es un proceso agudo, sino crónico agudizado por que puede el paciente tener pocos síntomas o ninguno hasta que lleva la oclusión completa siendo más frecuente en las piernas.
Las molestias que se presentan en la embolia o trombosis son dolor en el sitio afectado, palidez de la piel en el mismo sitio, no se palpan los pulsos, se entume la pierna o brazo afectado y no se puede mover. En el sitio exacto de la oclusión la piel se siente fría y pálida. Hay que diferenciar entre un cuadro de embolia y uno de trombosis. El diagnóstico se hace con el interrogatorio y exploración física, pero ayuda a determinar el sitio de la oclusión con un ultrasonido especial (doppler) y veces es necesario aplicar un medio de contraste en la arteria afectada o la distal (arteriografía), efectuar exámenes de sangre de rutina, electrolitos séricos (sobretodo el calcio), función renal, electrocardiograma, etc.
El tratamiento debe de ser instalado por un médico especialista (angiólogo o cardiólogo) y debe ser específico en cada caso con anticoagulantes, hidratación adecuada, control del dolor, y medidas generales para proteger la zona afectada. En algunos casos son útiles los trombo líticos (medicamentos que disuelven el trombo), algunos requieren cirugía de revascularización (bay-pass o puentes venosos o aplicación de prótesis) o trombo lisis arterial (destapar con una sonda especial llamada fogarty).
Complicaciones: insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial y una grave (síndrome compartimental) que sucede cuando la hinchazón de la pierna o brazo afectado ocluye a distancia la circulación arterial distal. Así como la insuficiencia renal aguda (falla aguda del riñón) que se ocluye por mioglobina (proteína que se desprende de los músculos afectados). La mortalidad aun con los mejores cuidados puede llegar hasta al 26%.
Prevención: evitar el tabaco, controlar la diabetes y la hipertensión arterial en forma adecuada. En caso necesario estar anti coagulado si así lo requiere y acudir a la menor molestia al médico.
Recuerde más vale prevenir que lamentar.
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