miércoles, 26 de mayo de 2010

INFECCIONES EN LAS VIAS URINARIAS

Las infecciones de las vías urinarias son uno de los principales motivos de consulta médica. Es una afección frecuente en las mujeres jóvenes sexualmente activas, los adultos mayores (hombres y mujeres), pacientes con depresión de los sistemas de defensa del organismo (sida, diabéticos, etc.) y los pacientes que son sometidos a métodos de diagnóstico o tratamiento instrumental de vías urinarias (aplicación de sondas, endoscopias, dilataciones, etc.). Algunas malformaciones del aparato urinario (generalmente anatómicas o funcionales) son factores de riesgo para las infecciones urinarias repetitivas. Las infecciones urinarias se presentan en todo el tracto urinario (desde el riñón hasta meato urinario), pero es importante definir el sitio, las inferiores son cistitis (de la vejiga), uretritis (de la uretra), prostatitis (de la próstata), epidimitis (epidídimo) las ultimas suceden solo en los varones; las infecciones urinarias de vías superiores son la pielonefritis (de los riñones) agudas o crónicas (que tienen mucho tiempo) y el absceso renal (pus en el riñón y su periferia). También debe definirse si son complicadas (severas) o no complicadas. Las molestias de las vías urinarias inferiores presentan disuria (dolor o molestia al orinar), polaquiuria (el número de veces que se orina es mayor a lo habitual), urgencia miccional (no se puede retener el deseo de orinar), hematuria (presencia de sangre en la orina, ya sea aparente o microscópica), dolor supra púbico (dolor por arriba de los genitales) y cuando presenta infección de las vías urinarias superiores tienen dolor en fosa renales (dolor en la espalda), en ocasiones fiebre, escalofríos, nausea y vómitos. En ocasiones los infantes o adultos mayores solamente presentan vómitos, escalofríos e irritabilidad.
El diagnóstico es por los datos antes mencionados, dolor a la palpación de los fosas renales, examen de orina que debe ser efectuado de la primera orina de la mañana y de la orina a la mitad de la micción, en un recipiente limpio y de ser posible en el laboratorio o enviarlo lo más pronto posible. En este estudio existen datos como son el número de glóbulos blancos (leucocitos) o rojos (eritrocitos), la presencia de nitritos y otros que contribuyen a corroborar el diagnostico. Al mismo tiempo en un recipiente estéril debe de efectuarse un estudio llamado urocultivo que permite conocer el número y tipo de bacterias presentes en la orina y un antibiograma que determina cual es el antibiótico (s) efectivos para el germen específico que se encuentra en la orina. En ocasiones debe efectuarse una biometría hemática (cuenta los glóbulos rojos y los blancos, y la hemoglobina, etc.), que permite conocer si las bacterias están circulando en la sangre, química sanguínea que determina el nivel del azucar en la sangre y cómo funciona el riñón. El ultrasonido del riñón y de las vías urinarias es útil para descartar otros procesos como sería una alteración anatómica o una piedra que impida que la orina drene en forma adecuada. En algunos casos es necesario efectuar un estudio que se llama Urotac (tomografía axial computada simple). Cualquier obstrucción de las vías urinarias superiores o inferiores provoca infección de vías urinarias. Habitualmente el tratamiento puede ser llevado en forma ambulatoria, pero existen casos especiales que requieren hospitalización: cuando el vomito impida la hidratación, la alimentación adecuada o la medicación, cuando exista duda diagnóstica, una infección severa, cuando el paciente es diabético, o tiene dañado el riñón (función renal), cuando fracasa el tratamiento ambulatorio. El tratamiento debe ser antibióticos tomados o inyectados en la vena o intramuscular, pero debe también resolver los factores que ocasionen la infección (piedras en las vías urinarias, inflamación de la próstata, etc.) debe de utilizarse el antibiótico especifico para el germen que causa la infección. Recuerde que más vale prevenir que lamentar y acudir siempre con su médico.
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jueves, 20 de mayo de 2010

DIABETES MELLITUS

POR EL DR. J. L. LOPEZ-BUCIO.
Los paciente que padecen diabetes mellitus (niveles de azúcar anormalmente elevados en la sangre), son más propensos a sufrir infecciones y complicaciones severas. Algunas infecciones en particular predominan en este grupo de pacientes como la candidiasis bucal (hongos en la boca) o en el esófago (dificultad para pasar alimentos), infecciones de vías urinarias como cistitis (molestias al orinar), pielonefritis (infección de las vías urinarias superiores), absceso perirenal (pus en el riñón y la periferia del mismo), las heridas quirúrgicas se infectan frecuentemente, pie diabético (úlceras infectadas y alteraciones de los vasos arteriales y venosos) que puede evolucionar hasta que es necesaria la amputación de dedos o el pie afectado, neumonía por el estafilococo aureus (bacteria muy común en personas sin síntomas) y otras; pero especialmente de la piel (celulitis) necrosante. Esto sucede porque los pacientes diabéticos tienen alterado su sistema inmune (de defensa), entre mejor controlado este el nivel de azúcar en la sangre mejor será la respuesta inmunológica (defensiva). Existen dos estudios de laboratorio que permiten conocer el nivel de la glucosa en la sangre (glicemia) o como se ha llevado el control en el transcurso del tiempo (hemoglobina glucosilada). Existen aparatos sencillos de operar y portátiles llamados glucómetros que a través de una gota de sangre en una tira reactiva se puede determinar con más o menos (10-15% error) el nivel de la glucosa (azúcar) en la sangre, lo que permite tener un control diario de la alteración de la misma. Existe un mito generalizado en cuanto al uso de la insulina en el control de la diabetes. La insulina normalmente es producida por el páncreas en todos los pacientes con glucosa en sangre normal, por lo tanto es el mejor tratamiento para la diabetes, sobretodo que existen en el mercado insulinas de acción rápida, de acción intermedia y de acción prolongada, además la insulina más utilizada en este momento es la insulina de origen humano, por lo que las reacciones de rechazo a la misma son mínimas. El hecho de que un paciente diabético tenga ceguera es resultado del mal manejo de la enfermedad y no de la utilización de la insulina o de los medicamentos que ayudan a controlarla llamados hipoglucemiantes orales. Para un adecuado control de la diabetes se requiere una dieta balanceada y personalizada, un plan de ejercicio físico adecuado a las condiciones de cada paciente, un tratamiento médico individual ya que existen varias alternativas de tratamiento ya sea con hipoglucemiantes orales o insulina. Los pacientes diabéticos que tienen piedras en la vesícula biliar, pueden presentar una complicación poco frecuente pero muy grave la colecistitis enfisematosa en el cual se presenta gas en forma importante en los canales biliares (por donde circula la bilis en el hígado y colédoco) y este gas es producto de una infección por bacterias que lo producen y que hacen necesaria una cirugía de urgencia por el alto riesgo de gangrena de la vesícula biliar y perforación y peritonitis y además la utilización de antibióticos adecuados, ya que estos gérmenes son muy resistentes a los antibióticos habituales, es grave porque la mortalidad vinculada a esta complicación es de 15-25 %. Son más comunes en los diabéticos los cuadros de gastroenteritis infecciosa (diarrea, fiebre, etc.) por un germen llamado salmonella enteritidis) o por el campylobacter sp. Aunque la infección mas frecuente en el diabético es la de las vías urinarias.
Lo importante para usted lector (a), si padece usted o un familiar diabetes mellitus es tener un control adecuado, no auto medicarse y acudir con su médico oportunamente ante los primeros signos de proceso infeccioso.
Más vale prevenir que lamentar.
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